Hasta las fugas de aire más pequeñas pueden agravar el desperdicio de productos y de energía, así como la pérdida de tiempo de producción, especialmente para una línea de producción que no puede funcionar sin el aire comprimido necesario para utilizar sus herramientas y procesos.
Si no hay suficiente presión de aire comprimido para que el equipo funcione nivel óptimo, las consecuencias se pagarán caras. Cuantas más fugas haya en el sistema, más tendrá que esforzarse el compresor para ofrecerle al equipo el aire necesario, lo que no es bueno para el compresor. Este incremento de la demanda aumenta a su vez el riesgo de que la cantidad de aire comprimido para las herramientas y los equipos de proceso no sea la adecuada.
Las fugas de aire comprimido también aumentan los costes energéticos. Según el Departamento de Energía de EE.UU., una sola fuga de 3 mm en una línea de aire comprimido puede llegar a costar más de 2500 dólares al año.
Un aliado para la detección de fugas de aire
¿Cómo es posible ocuparse del control de fugas de aire teniendo tantas otras prioridades en mente? Esa es la pregunta que respondió recientemente un fabricante de maquinaria pesada cuando descubrieron un nuevo aliado para la detección de fugas de aire.
Este fabricante usa entre 850 l/s y 1200 l/s de aire comprimido cada día. Ese volumen de aire comprimido llega a 200 herramientas de torsión por línea, así como a los equipos de proceso responsables del movimiento de grandes chapas de acero de media pulgada (1,27 cm) y de la colocación de las piezas. Si una sola línea tuviera una fuga, podría afectar a la producción y aumentar la pérdida de energía. Y eso con una sola fuga…
Por lo tanto, cuando Fluke le ofreció a esta empresa la oportunidad de probar su nueva cámara acústica industrial Fluke ii900, aceptaron de inmediato. La matriz de pequeños micrófonos hipersensibles de la ii900 detecta sonidos tanto en el rango del oído humano como en el de ultrasonidos, y lo que la hace aún más única es que permite al usuario ver el sonido.
“Ser capaz de ver dónde está el problema añade una nueva dimensión”, afirma el responsable de mantenimiento de la empresa. “Ahora puedes identificar a qué rosca, empalme o manguera afecta el problema. Resulta fascinante poder señalar exactamente en esa imagen de dónde viene la fuga”.
La II900 puede escanear visualmente áreas amplias a una distancia de hasta más de 50 m, lo cual acelera la detección de fugas en la planta y reduce considerablemente el número de horas que se invierten en esta tarea.
“Algunos días podemos encontrar y reparar 30 o 40 fugas en apenas un par de horas”, afirma el responsable. “Además, podemos utilizar la ii900 durante las horas de producción, cuando hay muchísimo ruido, y seguir siendo capaces de captar fugas a nivel del techo a una distancia de hasta 6 o 9 m”.
La localización de fugas sin que ello afecte a la producción es una enorme ventaja para el fabricante. “Hasta ahora nunca nos habíamos planteado buscar fugas de aire durante la producción porque no podíamos cerrar los pasillos y desalojar al personal del área para buscar una posible fuga”, dice el jefe. “Ahora podemos ponernos a un lado y escanear la línea de aire mientras las carretillas y el personal se mueven por debajo. No afectamos a su trabajo, con lo que todos salimos ganando”.